JO NECESSITO UNA ALTRA BARCELONA, I TU?

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Barcelona Decideix

dimecres, 14 de març del 2007

Juegos de países sin estado

-El gobierno catalán impulsa unos Juegos de países sin estado.
-Carod-Rovira obtiene el compromiso del COI que no pondrá obstáculos. -El ejecutivo ha iniciado contactos con posibles participantes.

-La Conselleria informó previamente el gobierno central para evitar suspicacias.

El gobierno de la Generalitat ha propuesto un nuevo camino para la presencia internacional del deporte catalán a través de la convocatoria de unos Juegos para países sin Estado: los Juegos de Países deportivos Europeos Open. El conseller de la Vicepresidencia, Josep-Lluís Carod-Rovira, viajó ayer a Lausana para exponer la iniciativa al presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge.
La denominación "países deportivos" aparecía en la Carta Olímpica hasta que se modificó en 1996. Actualmente quedan 13 países sin Estado al COI que ya figuraban antes de la reforma.
La idea es celebrar la primera convocatoria de los Juegos el 2010 en Barcelona y repetirlos cada cuatro años en cada uno de los 53 países no soberanos con federaciones deportivas reconocidas internacionalmente. Cuando se le preguntó por la presencia de más autonomías, Carod recordó la necesidad que han de tener una larga tradición deportiva. "No queremos que sean Juegos de Segunda Regional", ironizó.
Es de justicia. Si los países no soberanos están vetados, lamentablemente, en los JJ OO, moral y políticamente deben ponerse los medios para que los deportistas de estas naciones puedan competir, si esa es su voluntad, con los colores de su país.
Esperemos que la iniciativa tenga en el estado español el mismo respaldo que le dan miembros del COI de la talla de Rogge y Samaranch.
Esperemos que España supere el complejo de tener 3 estados no soberanos y deje de lado la etiquetación de "Spain is different".
Esperemos que, por fin, sea posible la noble idea de "una nación, una selección".
De nuevo, Segundino.

11 comentaris:

Anna Maria V. ha dit...

Querido Segundino,
Cualquier iniciativa de este tipo es muy buena, porque todo es hacer camino hacia la finalidad real: "una nació, una selecció".
De todas maneras, en el caso de Catalunya la aspiración es más que pertinente, si tenemos en cuenta el altísimo porcentaje de deportistas de elite que son catalanes dentro de las selecciones españolas. De ahí las palabras de Carod.
Aparte del consabido nacionalismo español, hay otro motivo de peso para que no quieran que prospere una iniciativa de este calibre: se quedarían en cuadro.
Je, je.
Un beso,
Anna

PD: Por todo ello, aplausos a gente consecuente consigo mismo como Oleguer Presas.

Anònim ha dit...

¿Eso incluiría también una liga catalana propia, no? Cada nación debería tener su liga propia, que no tuvieran que jugar sus equipos en la de una nación extranjera. Un pueblo, una nación, un Estado, una selección ¿y jugando en la liga del nacionalismo españolista?

Anna Maria V. ha dit...

Por mí sí. O en todo caso una especie de liga parecida a las 5 naciones de rugby. O a los campeonatos europeos, etc. Si el deporte no fuera el negocio multimillonario que es (al menos en algunos casos como el del fútbol, el automovilismo, el motociclismo, el baloncesto, etc.), esta propuesta no sería descabellada. Ahora bien, si partimos del negocio, claro, no parece viable. Sería bonito que el deporte fuera de verdad eso, deporte. Entonces todas estas iniciativas se verían más claras desde todos los puntos de vista. Aún así, repito que admiro al que sí lo tiene claro y obra en consecuencia.
Abrazos,
Anna

Anònim ha dit...

Mi opinión personal sobre todo esto es que hay iniciativas que llevadas con buen rollo, pueden ser más o menos simpáticas (de hecho, no hay nada malo en que Cataluña tenga sus propias selecciones). Pero en el contexto de la diferenciación permanente, parece que el ser catalán se constituye exclusivamente por oposición al ser español: financiación propia, matrículas propias (la famosa CAT), dominio de Internet propio, selecciones propias... ¿Qué será lo siguiente? ¿Circular por la izquierda? A mí me recuerda al niño contestón que se afirma a sí mismo llevando la contraria al resto de la familia. Por lo menos, así es como se os ve a los catalanes desde fuera, y eso genera sentimientos de antipatía que a veces rayan en el desprecio. Pero en el mundo que vivimos queda poca gente que practique el sano deporte de la autocrítica con sentido del humor...Mayormente lo que nos diferencia no suele servir para enriquecernos, sino para enfrentarnos. Así es la condición humana.
Un saludo.

Anna Maria V. ha dit...

A ver, Renato. Entiendo lo que dices y no voy a extenderme mucho, porque el tema se resume fácilmente. Los aspectos que tú tocas aisladamente (matrículas, etc.) parecen ser diversas reivindicaciones separadas. Pero no es así. El resumen no es una pataleta de niño que quiere autoafirmarse. Todo esto viene movido (y eso es lo que no se entiende de Catalunya o Euskadi fuera de sus fronteras) por la no identificación con lo que se conoce por España. Y eso incluso los que no son independentistas, que quede claro. La democracia cristiana de Unió, los de Convergència, los del PSC (que de independentistas no tienen nada, etc.). Lo que para ti representa España, para nosotros lo representa otra entidad, que es Catalunya. Para la gran mayoría de catalanes, España tiene tan poco o tan mucho que ver con nosotros como pueda tenerlo cualquier país vecino. Con el agravante continuado de la imposición de lengua y cultura ajenas desde el siglo XVIII e incluso antes.
El franquismo, por ende, lo acabó de rematar. Eso no significa que no se reconozca la vinculación con España, pero cuando te hacen comulgar por ejemplo con una gente que ni siquiera respeta que tengas una lengua diferente, pues claro, las cosas se disparan. A mí (y al 90% de catalanes) no nos gusta que nos identifiquen con la E cuando salimos al extranjero, o que nos digan: ¿Ah, españoles? Todo el mundo se apresura a contestar: no, no, catalanes.
Yo tengo amigos de fuera que viven aquí circunstancialmente, de Santander, de Zaragoza. Al poco de vivir aquí, empiezan a entenderlo, cuando se dan cuenta de cómo se nos hace comulgar a veces con ruedas de molino.
Yo comprendo que no lo entiendas. Sólo te pido el ejercicio de pensar en tu sentimiento español un rato. Y entonces aceptar el hecho de que, por motivos históricos, lingüísticos, sociales y culturales, haya zonas del Estado en los cuales ese sentimiento sea distinto. Nada más.
Y que conste, yo estoy enamorada de todo o casi todo lo que conozco del Estado. Me vuelve loca Granada, me encantan Santander y Asturias, considero Euskadi una preciosidad, etc. Viví en Orihuela momentos inolvidables, eché a andar en Madrid, donde vivían mis abuelos, etc.
Son cosas distintas. Sólo se trata de la aceptación y del reconocimiento de la diferencia.
Vaya, al final me he enrollado.
Un abrazo,
Anna

Anònim ha dit...

Perdona, Anna. La aceptación y el reconocimiento de la diferencia es algo en lo que siempre estaremos de acuerdo. A mí no me van ni el pensamiento único ni los uniformismos, sean del tipo que sean. Pero mi apreciación es que a veces se construye la diferencia desde la exclusión (o se anula desde la imposición, en el extremo opuesto). Y más cuando existen tantos siglos de historia compartida (y no colonización por las armas, como muchas veces predica el nacionalismo).
Mi identidad como español no me viene de lo que me separa de los franceses o los italianos, y tampoco me molestaría que me identificasen como "europeo" en el extranjero.(A fin de cuentas, tampoco me molestaría mucho si me identificasen como "tibetano", es la verdad). Respeto que haya gente más celosa de su identidad nacional y cultural que yo de la mía, pero me molesta ese "victimismo" continuo, como si el resto de España fuéramos unos colonialistas opresores que queremos un país uniforme y unitario. Yo he oído varias veces a nacionalistas catalanes decir que ellos no deben tener nunca el mismo nivel competencial que Murcia, porque Cataluña tiene una historia y una lengua, y no sé qué más... Paso porque me llamen centralista y opresor, pero decir que tiene más historia Cataluña que Murcia y que ésa es la base para tener más competencias en aeropuertos... En fin, yo también quiero que comprendas a los que no vivimos allí, especialmente a los que teníamos una imagen de los catalanes como gente cosmopolita y abierta, gente pragmática y con "seny", imagen que va cambiando día a día por la de personas continuamente preocupadas por su "identidad nacional", por "comprar en catalán", por "vivir en catalán" y por demostrar la diferencia hasta en los detalles más nimios. Hemos pasado del "Spain is different" al "Catalonia is not Spain".
Entiéndenos tú también un poco. Yo pienso que España es algo más que un Estado. Es un montón de personas que tienen una historia y un proyecto común, no impuesto por nadie, sino construido entre todos. Diferentes y distintos, por supuesto, pero pienso que ese no es un problema para ser español, sino que es precisamente la esencia del ser español (lo otro sería ser castellano-imperialista, que pasó a la historia).
Bueno, no sé si me he explicado.
Un saludo muy cordial.

Anna Maria V. ha dit...

Te has explicado y puedo entender parte de tu postura. Pero lo que tú no quieres aceptar es:

-Aunque no te guste, "Catalonia is not Spain". Y eso de que somos un montón de personas que tienen un proyecto común es una idea tuya. Tú y yo no tenemos el mismo proyecto común. Es imposible. Yo tengo el proyecto común con mis compatriotas: el de poder vivir, comprar, rotular, etc. en mi lengua. Faltaría más. Eso tú ya lo tienes desde que naciste. Por hermosísima y prestigiosa que sea la lengua castellana- recuerda que yo tengo la doble licenciatura en filología y el castellano me encanta- ha sido, te guste o no, impuesta básicamente por las armas y con estratagemas como el divide y vencerás.
-Segunda cosa: Te dije hace días que, desde la normalidad, es muy difícil apreciar los matices de los que nos sentimos discriminados. Por eso mucha gente sólo empieza a comprenderlo cuando vive un tiempo aquí (creo que Charo y Manel son buenos ejemplos).Los que lo tenéis todo en su sitio, os sentís con fuerza de tachar de victimistas a los que hemos de luchar cada día por tener la misma situación normalizada que vosotros con lo que consideramos nuestro.
- En tercer lugar: a nosotros lo que más nos sorprende es el interés que tenéis en mantener esa supuesta unidad y ese proyecto común. No hablo de ti en particular, entiéndeme, uso el genérico sin mala intención, porque tal vez tú tienes matices bien claros. Pero, nos preguntamos, ¿y qué más le da a uno de Badajoz, a uno de Murcia o a uno de Ávila, que nosotros reinvidiquemos nuestra idiosincrasia? ¿En qué se sienten agraviados? Yo no discuto las costumbres, lengua y particularidades de los demás. Respeto el recuerdo de Al Andalus, la singularidad indiscutible del euskera, la salvaguarda del gallego, el reducto del bable, los bailes de Canarias. Que cada uno luche por que lo suyo sea respetado y conservado dentro de su territorio. Pero dentro, Renato, dentro. La única respuesta que se nos ocurre, ante la formulación de esta pregunta que nadie me ha contestado nunca seriamente, es que el español es más nacionalista español que el catalán nacionalista catalán. Sobre todo, habida cuenta de que no tienen nada que reivindicar, porque viven en la normalidad. No quisiera yo imaginar que se invirtieran los papeles.
Y te repito, eso no significa desprecio hacia nada. Sólo que yo y un señor de Huelva somos como el huevo y la gallina. La circunstancia fortuita de que formemos parte de una entelequia llamada "España" no nos acerca en absoluto.
Yo también me siento europea, pero no española. Es como el corso que sabe que es corso, pero no se siente francés. Todos somos europeos.
Todo esto no atenta contra el cosmopolitismo, el seny y la mentalidad abierta, que he defendido tener como catalana de manera reiterada en estos posts. Aquí aceptamos a los immigrantes con buen talante, intentamos las cosas por las vías democráticas, adoramos la cultura hispánica, leemos en castellano (yo sin ir más lejos fui el domingo a ver un Tirso de Molina que se representaba en el Teatro Nacional de Catalunya, y la sala estaba a rebosar). Son cosas distintas. Se trata de salvar nuestra identidad. Nada más. Ya lo argumenté bastante cuando hablábamos ya hace meses de la enseñanza.
Sé que desde ahí es difícil, pero quisiera un poco de comprensión con una mente que deje de lado los axiomas intocables como la unidad de España.
Creo que un hombre de idiomas como tú estará de acuerdo conmigo en que lo normal es que en España se valorara como un tesoro el hecho de tener más lenguas en el territorio. Y no al contrario. Pues eso es sólo una muestra de lo que quiero decir.
Como cantaba Raimon: "Qui perd els orígens / perd la identitat":
Hasta pronto
Anna

Anònim ha dit...

Estimada Anna, aunque particularmente a mí no me añaden ni me quitan nada los adjetivos "español" o "murciano", sí que creo que a los diferentes pueblos que forman España la historia nos ha ido uniendo de alguna manera. Y ser catalán es una manera más de ser español, como hay maneras distintas de ser suizo, desde los germanoparlantes a los hablantes del romanche, pasando por el italiano y el francés. Una cosa no tiene que ver con la otra. Igual que pasa con los Estados Unidos. Tienen más de 50 sistemas legales diferentes, pero un sólo proyecto común que aúna las diferencias. Yo creo que ese no es el problema. Rotular en tu lengua no equivale a tener un proyecto distinto del mío. Eso sería aceptar que las lenguas dividen a los pueblos, pero no es así. España es un proyecto multilingüe, como hay países hispanohablantes que tienen otro proyecto distinto.
Yo no me rasgo las vestiduras porque Cataluña eventualmente se separe de España. Solamente me intriga la falacia de algunos argumentos, especialmente los históricos. Es como si yo reivindicara ahora la obligatoriedad del ibero porque el latín fue impuesto por los conquistadores romanos y es un idioma ajeno (el nacionalismo gallego va adquiriendo algo también de esas extravagancias). Otra cosa es que la única manera de ser catalán sea frente a lo "español" (como si sólo hubiera una manera de ser español). Yo defiendo esa pluralidad y esa diversidad, no la cerrazón del monolingüismo, del "un pueblo, una raza, un Estado", del "una, grande y libre". Lo veo empobrecedor para el español y para el catalán. Valoro mucho el catalán y lo catalán. Por eso es por lo que no quisiera nunca que llegáramos a considerarnos extranjeros entre nosotros. Pero si tiene que ser, que sea.

Saludos.

Anna Maria V. ha dit...

Estimado Renato,
Nada más lejos de mi intención, desde el punto de vista humano, que considerar a nadie extranjero desde posturas negativas. Y menos a alguien con quien puedo departir amigablemente desde la discrepancia. Si me conocieras, y conocieras a muchísimos catalanes que creo que se parecen bastante a mí en su manera de obrar, verías que, pese a mis palabras, somos personas muy abiertas, comprensivas, tolerantes y poco dadas a extremismos exacerbados.
Precisamente por eso (aunque parezca una contradicción ininteligible) nos ponemos en esas tesituras que tú tachas de "extravagantes", espero que sin intención de herir a millones de personas que consideran esas extravagancias su identidad más preciada.
De entrada, quiero decirte que, si todo el mundo coincidiera contigo en que España es un proyecto multilingüe, otro gallo cantaría. Me quitas de la boca los ejemplos de Estados Unidos y, especialmente, de Suiza. Podrían parecerse a nosotros, sobre todo Suiza por las 4 lenguas, pero tú sabes muy bien que no es así. En el parlamento de la Confederación Helvética, cada uno se expresa en su lengua, incluido el romanche (tan minoritaria, mucho mucho más que el catalán) y existe la traducción simultánea para los que no las comprenden. Eso aquí es impensable, señal inequívoca de que las 4 lenguas españolas no tienen el mismo estatus de oficialidad (aunque legalmente lo parezca). Suiza es uno de los ejemplos que nosotros ponemos de cómo podría ser en el futuro el parlamento español. Si eres sincero, convendrás conmigo en que la gran mayoría de los españoles no verían esa solución con buenos ojos ni en mil años.
En cuanto a EEUU, tú también sabes que cada estado tiene muchas competencias reales, en materias de las que aquí se debaten y se vuelven a debatir y nunca cambian. Por ejemplo, en justícia, policía, sanidad, etc. Y que conste que el modelo estadounidense no es que sea para tirar cohetes, pero nos vale en este momento de nuestra discusión.
No puedes decir impunemente que la reivindicación legítima de gallegos, vascos y catalanes (como la de otros pueblos de Europa) sería equiparable a que tú intentaras recuperar el ibero. Si una conciencia nacional no existe, no existe. Pero la nuestra existe y es muy real. Por tanto, no me ofendas a mí, a mis compatriotras y a mi inteligencia poniendo ejemplos que tú sabes de sobra que son demagógicos por no decir surrealistas.
Si un sentimiento se da, es legítimo luchar por él. Yo te digo que el tan traído y llevado "seny" catalán existe, y la prueba es que nunca hemos llegado (excepto pequeños grupos casi anecdóticos) a extremos ni remotamente parecidos a los de Euskadi. Por tanto, también te garantizo que si viéramos un poco más de receptividad y un poco menos de prepotencia en el resto de la península, rápidamente podríamos llegar a posiciones de diálogo.
Aquí hay mucha gente (y gente de izquierdas, del sector más progresista de la sociedad) que en realidad piensa que lo primero son las cuestiones sociales. Que hay que mejorar las condiciones de vida de todos, que hay que avanzar en el estado del bienestar, y que la cuestión nacional no es la prioritaria. Hay mucha gente que apuesta por un modelo de estado federalista al estilo precisamente de EEUU o de Alemania. Pero esa misma gente no puede dejar de indignarse (y es entonces cuando surge sin remedio el socavón de la diferencia) cuando una cosa tan justa como la devolución de los papeles de Salamanca se convierte poco menos que en un drama nacional. Y de manera gratuita, porque la mitad de esa gente que se rasgaba las vestiduras porque los papeles volvían, no sabe ni de qué papeles se trata.
Por eso ayer te dije que sólo se trata de reconocer, aceptar y respetar la diferencia.
Un abrazo,
Anna

Anònim ha dit...

Estimada Anna, creo que en muchos casos la conciencia nacional existe porque ha habido una casta de políticos interesados en fomentarla, y han hecho lo que han podido para falsear la historia, magnificando los episodios de conflicto y minimizando la historia común. Prueba de ello es el nulo interés que suscitan por ejemplo los nuevos Estatutos, a pesar de que se cuenta con nuevas generaciones educadas por completo en "el hecho diferencial". No creas, en Murcia ya avanzamos tímidamente por ese camino, y no te extrañe que dentro de poco la gente empiece a pensar que en Murcia somos únicos, no sé, cartagineses, la resistencia a Roma, vete tú a saber qué lectura interesada de la historia nos terminarán vendiendo. De momento el PP ya ha instituido para los profesores un premio a materiales que destaquen "la identidad murciana". Así que poco a poco, en unos años, terminaremos reivindicando nuestro "hecho diferencial", que en realidad somos cartagineses aplastados por el imperialismo romano, cosas de esas. Y si no, al tiempo.
En resumen, a mí me parece necesaria la diferencia. Pero en sí misma no lleva a la separación, si no es por alguien interesado en utilizarla para eso. En Suiza, por ejemplo, un grupillo de políticos como los del PNV & Cía dejarían al país partido por cuatro en una sola generación. Porque lo de levantar fronteras entre unos y otros parece ser nuestro deporte nacional (o "estatal").

Un saludo.

Anna Maria V. ha dit...

Tal vez, pero eso que dices del PP y de Murcia es precisamente un intento más de su famosa táctica del "divide y vencerás", por un lado, y de uniformizar los hechos diferenciales para que parezca que todos tenemos hechos diferenciales que reinvindicar, por otro. Es en ese sentido en el que algunos catalanes te han podido decir (como tú comentabas) que tienen más motivos para la autonomía que otras comunidades.
Por todo ello, ese modelo de tipo federal que algunos defienden, podría ser la solución menos traumática, más civilizada y que, sin rupturas, satisfaciera mejor a una mayoría.
El tema de los estatutos es otro cantar. Yo lo que creo que demuestra no es que la gente no se interesa por la cuestión nacional, sino que cada vez confía menos en los políticos. Y eso es lógico, y en eso tienes razón. De cualquier modo, el PP continua su andadura partidista y divisionista, porque apoya en Andalucía los mismos artículos en el estatuto andaluz que ha impugnado vía judicial y que coinciden prácticamente palabra por palabra en el catalán.
Yo creo que tú apoyas la defensa de la diferencia, pero también creo que hay una gran cantidad de españoles de allende el Ebro que no lo ven como tú. Óbviamente, no todos. Pero es cuando se oyen ciertas cosas cuando inevitablemente se radicalizan las posturas.
Piensa que, por ejemplo (y ya no voy a hablar de historia, sino de literatura) yo no supe nada de los escritores catalanes hasta que ya era una adolescente bien crecida. Nadie me explicó en la escuela quien era Josep Carner, Joan Maragall, Jacint Verdaguer o Mercè Rodoreda (por citar algunos de los más insignes). Sólo se mencionaba un poco a Llull y, evidentemente, bajo el nombre de Raimundo Lulio. Cuando te das cuenta de estas cosas, es cuando te cabreas, porque te han negado impunemente tu historia y tu cultura. Tal vez creas que este último párrafo no viene a cuento en este momento de nuestra conversación, pero anoche lo pensaba después de haber apagado el ordenador y pensé que hoy te lo diría.
Un abrazo,
Anna